Salamancas y caminos presenta: "Elías Chucair, poeta de los confines de los vientos".
La Patagonia, ese juguete milenario de los vientos, esa sinfonía de
la esquila y de barcazas olvidadas, esa comarca de loncomeos y
silencios amarillos, tiene un cartógrafo de su gente y su paisaje,
Elías Chucair, poeta rionegrino.
Paisanos viejos, fantasmas de troperos, guitarreros de boliche,
viejas tejedoras, mineros de por ahí, y buscadores de minas,
changadores, leñadores, puesteros, sacadores de leñas, carpinteros,
hijas de patrones, esquiladores.
“Esquilador
de mis pagos
de manija o de tijera,
cerrás los ojos y en sueños
seguís viendo a las ovejas
¡Ah, esquilador de mis pagos,
sería lindo si tuvieras
por cada vellón de lana que esquilaste, una oveja!”
Antiguas herrerías, taperas, viejas costumbres y muchas de esas
cosas que conforman el patrimonio espiritual del sur del sur, son
protagonistas de la obra de Elías Chucair, poeta de los confines de
los vientos, nombrador patagónico.
“Cómo
podré olvidarlos,
troperos viejos,
si al pensar en antaño
los estoy viendo
Sus apellidos andan volando al viento,
porque salen seguidos desde el silencio”
¿Dónde podríamos hallar el cuadro de un hombre esperando el
espectral tren en la estación el Maitén, de no ser por la poesía
de Elías Chucair?
“Siempre
presente y puntual
en la estación de El Maitén,
con tu guitarra vieja le das la bienvenida al tren.
Cuánta tristeza tus ojos
cuando miran dejan ver,
pichón de viejos mapuches
amigo de andén y de riel”
¿En qué lugar, sino en los versos de don Chucair, podríamos
encontrar al zorrero de Angostura?
“Es
más zorro que los zorros
– aunque mentira parezca –
este viejo sabedor
que en ese oficio se ingenia.
A él le pagan poquito
y cuestan mucho las prendas…
allá lejos se hacen ricos
con los zorros que él trampea”
¿Cómo recuperaríamos a la vieja curandera de los parajes
patagónicos, sin la pluma de Elías Chucair?
“Por
su nombre y apellido
seguro que ni se acuerdan…
pero decir Doña Milagros,
es nombrar la curandera
más mentada que existió
por pagos de esta meseta…
su fama fue más allá
de nuestras propias fronteras”
Don Chucair, urde cuenta de las viejas tejedoras que pasaron por su
pago:
“Me parece que las viera
bajo el techo de su rancho
frente al rústico telar,
con el ñerehue apretando
a la trama del tejido
y al dibujo laboreando
Ese autóctono arte
que las abuelas les enseñaron,
esas viejitas con celo
en su memoria guardaron.
Doña Dionisia Carril
Doña Juana de Antilaf,
Doña Jorgelina Collío
Doña Zonda Loncomán…
como un homenaje a muchas,
nombro cuatro, nada más”
Elías traza mapas humanos, elabora aguafuertes de los personajes de
querencias:
“Don Tranquilo Puche, don Manuel Bichara,
don Santiago Jáuregui, don Enrique Caminal,
don David Seitune, don Emeterio Locoma,
don Félix Elías, don Estanislao Fernández,
don Belisario Ponce, don Victoriano Reyes,
don Aniceto Roa…
Lindos nombres de troperos que dejaron una historia”
Chucair, elabora un censo poético, lleva las cuentas de los colores
del minero:
“Cómo sales tan blanquito
desde el fondo de la mina,
minero de piel morena
que pone blanca la tiza”
El poeta rionegrino urde el inventario de los fantasmas que habitan
el pueblo desaparecido:
“Hoy apenas es paraje
y hasta parece mentira
que hace más de medio siglo
tantas cosas allí habían:
boliches, fondas, barracas,
Registro civil, juzgado…”
Elías Chucair escribe el manual de los silencios patagónicos:
“ese silencio que pesa y mortifica cuando nieva tanto…”
Nos enseña las plegarias secretas del viento sureño:
“por el muerto, una oración salvaje
el viento rezaba sobre el campo”
Gracias a la poesía de don Chucair, conseguimos adentrarnos en una
de las patagonias que hay en las patagonias, tal vez una de las más
áridas, de las más secretas, de las más hostiles, la Patagonia del
país de la meseta:
“ Y aquí estoy en plena meseta patagónica
contagiado de su antigua tristeza, descubriéndole encantos y valores
a esto que hice destino y querencia
Y algún día, cuando yo me integre
a la greda y al humus de su tierra,
treparé por las savias de los montes
para seguir mirando este paisaje agreste
de mi Patagonia Vieja”
Nacional Folklórica
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